De poder elegir, sería…

estela

Al anochecer, me di cuenta de que desprendía una luz incandescente que iluminaba mi camino. Entonces me vi reflejada en un charco. Tenía la cara y un cuerpo distinto. ¡Tenía alas! Podía volar y, además antenas. Y lo más importante era que la punta de mi cola tenía una luz que me iluminaba. Me di cuenta de que los caracoles y las babosas eran mi comida favorita. Parecía asqueroso, pero ese juguito que desprendía era lo mejor del mundo. Me encantaba lo que tenía, pero no me acordaba de mis padres.

                                                                                             Esther Lazo García, 2ºESO-C

toro

Si yo fuera un becerrito bravo embestiría a todos y, cuando fuera un toro bravo y me llevaran a una corrida, seguramente mataría al torero con el pitón izquierdo, también a los que lo ayudan. De vuelta a chiqueros, seguramente me matarían con la puntilla. Son las reglas. Cuando un toro sale a la plaza y tiene algún problema como partirse el pitón con un burladero o partirse una pata saltando al pasillo, vuelve a chiqueros, sale el sombrero y matarían con la puntilla al que ha vuelto a chiqueros.

            Bueno a lo que iba, que mataría a todos los toreros y banderilleros, pero antes de pegarle el trompazo le rajaría el capote.

José Ortiz, 2º ESO-B

Deja un comentario